La leyenda de Sant Jordi

Según la leyenda catalana, la ciudad de Montblanc vivía aterrorizada por un gran dragón que asustaba a todos y causaba daños entre la población y los animales. Para tranquilizarlo, los habitantes de Montblanc acordaron dar al dragón una persona en sacrificio y para ello, todos los días se realizaba un sorteo en el que salía elegida la persona que debía ser entregada al dragón.
Uno de esos días la mala suerte le tocó a la hija del rey. Ella era una mujer joven y bella muy admirada por los habitantes del pueblo. La princesa abandonó la ciudad al encuentro del dragón.
Cuando menos lo esperaba, apareció un joven caballero con armadura montado sobre un caballo blanco que se enfrentó al dragón tan pronto este apareció. Libraron una gran batalla hasta que el caballero le incrustó una gran lanza al dragón. De la sangre que derramó el dragón nació un hermoso rosal que Sant Jordi entregó a la princesa después de haber ganado la batalla.
Así nace la tradición del 23 de abril, celebrando la valentía de Sant Jordi en “el día del libro y la rosa”.